🌺Buenas noches, mujeres conscientes 🌺
Espero que estéis teniendo un buen fin de semana. El clima no ha acompañado mucho para hacer actividades al aire libre, pero también se puede disfrutar de bonitos momentos dentro de casa. Y aprovechar que entre semana tenemos muy poco tiempo para estar en nuestro hogar y que no podemos sentir la esencia de notarnos en nuestro espacio protegido y confortable. Ordenando nuestro hogar a veces se ordena nuestra mente. Y a veces estar en nuestro espacio confortable, nos ayuda a reencontrarnos con nuestro propio interior, con nuestra esencia. Y conectar con el silencio de nuestras cuatro paredes, donde vivimos. Cuatro paredes que nos protegen y nos dan calor. Cuatro paredes que nos cubren de las prisas y el ritmo del exterior...
El símbolo de hogar, cuando éramos niñas, simbolizaba volver del colegio o de jugar en la calle, para reencontrarnos con nuestros padres, con nuestra familia, con nuestra protección. Reencontrarnos con la calma, con la comida caliente y recién hecha, con el calor materno y paterno, con la sonrisa, la luz y el respeto. Y ahora, de adultas, podemos crear ese mismo símbolo en nuestro hogar. Que cuando volvamos a él consigamos sentir ese mismo suspiro de calma y protección que nos dan esas cuatro paredes. Es posible. Probad a crear un espacio de 'silencio'. Si, tal y como suena. Podéis volver con los niños gritando, las cenas sin hacer, las duchas sin organizar, la compra sin guardar, pero el momento de 'silencio' es sagrado. Y ¿por qué? Porque si no conectamos un momento con nosotras mismas y no enseñamos a los nuestros a hacerlo, la vida pasará como una vorágine de prisas, responsabilidades y rutinas sin que disfrutemos un solo momento de lo que estamos viviendo. Y es una pena. Una pena que dentro de veinte o treinta años, cuando nos encontremos con la casa vacía de ruidos, gritos infantiles, juguetes que guardar y ropa que planchar, y ya todos hayan abandonado el nido, nos demos cuenta de que vivimos tan para los demás y conectamos tan poco con nosotras y con ellos, que no nos dio tiempo ni a abrazar sus pequeños cuerpecitos, ni a tirarnos por la alfombra jugando a reír y a hacerles cosquillas mientras volvemos a ser niñas de nuevo imaginando que jugamos con nuestra mamá, que no nos sentamos tranquilamente en el sofá un rato con ellos, simplemente para abrazarlos, darles calma, confort, calor materno/paterno... Que sepan, que sepamos, que llegar al hogar, es cerrar la puerta a las prisas, al ruido externo, para dedicarnos ese tiempo a nosotras, a los que queremos, pero primero a nosotras...
Y para ello ese momento de 'silencio' es FUNDAMENTAL. Durante estas semanas os iré presentando un libro del cual os iré destacando fragmentos para comentar y compartir con vosotras. Un libro maravilloso que conocí gracias a Pedro, mi profesor del curso de Guía Montessori. El libro se titula, precisamente, 'Silencio' y está escrito por el ya desaparecido líder espiritual Thich Nhat Hanh.
Aquí os dejo el primer fragmento en el cual nos habla de ese necesario silencio y su vinculación con la felicidad (me permito incluir algunos comentarios personales a algunas de sus frases y la meditación final):
Pasamos gran parte de nuestra vida buscando la felicidad sin ver que el mundo de nuestro alrededor está lleno a rebosar de maravillas. Estar vivos y caminar por la Tierra es todo un milagro y, sin embargo, la mayor parte de las personas persiguen una cosa tras otra para gozar de una mejor situación. El silencio interior es esencial para poder oír la llamada de la belleza y responder a ella. Si en nuestro interior no hay silencio, si estamos llenos de ruido, no oiremos la llamada de la belleza.
En nuestra cabeza suena sin cesar una radio, la del PSP: Pensar sin Parar. Nuestra mente está llena de ruido. Nuestro corazón, la vida, la belleza, nos están llamando pero no los oímos. No tenemos tiempo para escucharlo. Y aunque intentemos vivir el presente, muchas personas tenemos la cabeza en otra parte y creemos que nos falta algo, sentimos un vacío en nuestro interior. Anhelamos o esperamos algo que nos alegre la vida.
Y cambiar este pensamiento es tan fácil como acostumbrarnos a respirar. Sí, respirar durante dos o tres segundos conscientemente te permite darte cuenta de que estás vivo, inhalando. Que estás aquí. Que existes. Con la práctica, el ruido de tu interior desaparece y notas una espaciosidad inmensa, muy poderosa y elocuente. Y puedes responder a la llamada de la belleza que te rodea: "Estoy aquí, soy libre, te oigo". Porque estar aquí significa que existo, que estoy realmente aquí, que en lugar de pensar en el pasado o en el futuro, ensimismado en mis pensamientos, en el ruido interior y el exterior, estoy aquí.
Para existir de verdad tienes que estar libre de tus pensamientos que te provoquen ansiedad, miedo o deseos. Soy libre es una afirmación poderosa porque casi ninguno somos libres. No tenemos la libertad de pararnos, de sentir, de contemplar, de simplemente ser.
Vamos tan inmersos en las prisas y el día a día, que eso mismo constituye nuestra cárcel. ¡Vamos, cariño! Rompe cadenas, cambia este patrón que te daña y RESPIRA, simplemente respira y siente como lo haces. Respira profundo y exhala por la garganta, escuchando como el aire sale y te desbloquea. Y vuelve a respirar. Nota que el aire fresco entra por tus fosas nasales y baja por tu faringe y laringe, te acaricia el corazón y llega hasta tu abdomen. Y vuelve a exhalar por la garganta. Y sonríe. Y abre los brazos. Y siéntete libre. Siéntete libre, mujer, fuerte, compasiva, llena de amor y luz que irradias al mundo.
Con cariño, Silvia 🌷🌺