🌸Buen día a todas, queridas mujeres conscientes 🌸
De cara al fin de semana que recién comienza, me he decidido a hacer una entrada un poquito más larga de lo normal, con la confianza de que tenemos más tiempo para leer. El tema es muy interesante. Espero que la disfrutéis tanto como yo escribiéndola.
🍒Todos conocemos la frase “somos lo que comemos”. Atribuida a un filósofo alemán del siglo XIX, Ludwig Feuerbach, pienso que no puede ser más cierta. Y yo, es más, añadiría que “somos lo que comemos y cómo lo comemos”.
Porque comer es una de esas acciones que no pueden o no deberían acelerarse, que requieren tiempo, mimos, lentitud… Y es que cuando aceleramos las cosas que no deben apresurarse, cuando olvidamos hacerlas más lentamente, a menudo hay que pagar un precio. Generalmente, el precio en relación a la alimentación, se traduce en problemas digestivos en general, acidez, pesadez, flatulencias, estreñimiento (o lo contrario), inflamaciones, náuseas y un amplio listado de consecuencias concretas al acto de “engulle, traga y vete”. Frase potente que podría resumirse como una oda a la prisa, al ‘fast food’, a la alimentación sin consciencia ni presencia y en modo automático.
La
mayor parte de las comidas que hacemos son lo más parecido a “paradas para
repostar”. En vez de sentarnos con la familia o los amigos, a menudo comemos
solos, en movimiento, mientras prestamos toda nuestra atención al móvil, a la
televisión, a la prensa, al ordenador…a todo menos al plato que tenemos delante
y que es, nada menos, que el combustible que nos mantiene vivos y con la
energía necesaria para aguantar todo el día. Sí, nada menos. ¡Y qué poca
atención le préstamos, y qué poco lo disfrutamos!
Pero
no solo en el momento de comer se produce esa prisa distraída. En el proceso
previo a que el alimento llegue a nuestra mesa, ya se refleja la aceleración.
Sin ir más lejos, en las granjas se ve claramente esa prisa por fomentar la
producción y hacer que las cosechas y el ganado crezcan con más rapidez.
Fertilizantes químicos y pesticidas, alimentación intensiva, reforzantes
digestivos antibióticos, hormonas del crecimiento, reproducción rigurosa,
modificación genética…da miedo, ¿verdad? Pues el resultado de todos estos
peligrosos procesos, va luego a nuestra mesa y a nuestro organismo.
Si
echamos la vista atrás, por ejemplo a hace un par de siglos, un cerdo tardaba 5
años en llegar a los 600 kg. Hoy supera los 100 kg en unos pocos meses y lo
sacrifican antes de que se hayan caído los dientes de leche.
También
la “industria de la prisa “produce alimentos que en casa serían muy fáciles y rápidos
de preparar, pero que en esta vida acelerada ya hace que nos suponga un
esfuerzo el meternos un ratito en la cocina para elaborar alimentos sanos y
creativos que nos cuiden, nos produzcan placer y nos alimenten. Ya se venden cocinadas (yo prefiero decir
procesadas) desde una tortilla de patatas, hasta huevos revueltos, puré de
patatas instantáneo (más rápido aún), ensaladilla, pasta embutida en un
recipiente de plástico que mágicamente, con cinco minutos al microondas ya te
lo puedes comer… Y hemos perdido ese poder de crear en la cocina, de desconectar
mientras pelamos una berenjena, la sentimos en nuestras manos, la lavamos, la
cocinamos y la cocina se inunda con su potente olor veraniego… Porque cocinar
es también un modo de meditar, de tomar presencia, de disfrutar y, por qué no,
de evadirnos.
Y
no nos olvidemos de los ingredientes de esos alimentos ultraprocesados y de lo
poco atractivos que resultan. Pero como cocinar nos roba tiempo, pues los
compramos. En nuestro apresuramiento nos alimentamos mal y padecemos las
consecuencias. Cada vez el índice de obesidad es mayor, así como el índice de
personas con problemas gástricos, desde SIBO, SII, colon irritable, gastritis,
tensiones digestivas, gases y un largo etcétera que nuestros antepasados ni
conocían.
A
la mayor parte de la humanidad le ha parecido plausible la idea de que cuanto
más rápido, mejor. Estamos y vivimos apresurados hasta cuando no hay que tener
prisa. Ya la tenemos metida tan dentro, que incluso cuando estamos
tranquilamente sentados en el sofá por la noche, estamos acelerados. Y comemos
acorde a como estamos internamente. Y esa comida, obviamente, no puede caer
bien.
Se
nos ha olvidado ese “elogio a la lentitud”, ese placer de sentirse sereno,
calmado, en paz y trasladar eso a la alimentación, al placer de comer bien,
lento y saludable. Tenemos que esperar a que el cuerpo nos de un toque de atención
con algún síntoma o patología para tomarnos en serio que el “engulle, traga y
vete” que mencionábamos antes, no es la mejor opción. De hecho, no debería ser una
opción.
Pero
hay salvación y el mundo se está rebelando frente a esta prisa. Y prueba de
ello es el nacimiento del movimiento Slow Food (Italia, 1986). Este
movimiento defiende los productos de temporada, frescos, locales, recetas que
sobreviven a través de las generaciones, una agricultura sostenible, cenar o
comer despacio, masticando bien y a ser posible en familia o con amigos. Es, en
definitiva, retomar el placer de comer lento, sin prisas, saboreando cada
bocado, sintiendo que nuestro cuerpo se relaja y se entrega al placer de
nutrirse con salud y a la vez experimentar como el alimento cae en un sistema
digestivo libre de tensiones y calambres. Cuanto más relajados comamos, cuantas
más veces mastiquemos, cuanto más conscientes y presentes estemos, más
facilitaremos el proceso de la digestión. Está en nuestras manos.
Por
supuesto el movimiento Slow Food tiene un origen, por cierto, muy original y
unas características muy atrayentes, cuya filosofía puede ayudarnos a
desacelerar y a cambiar nuestra relación con la comida para siempre. Y cuando
lo haces, los síntomas, a menudo, disminuyen hasta incluso, lograr desaparecer.
Pero todo esto lo veremos en el próximo artículo. De momento detengámonos en
este aperitivo y saboreémoslo lentamente, con calma y deleite…como una buena
comida.
Por si queréis saber más sobre el tema, os dejo la bibliografía utilizada: Elogio a la lentitud (Carl Honoré, 2004) ; Web oficial movimiento Slow en España (https://xn--espaaslow-o6a.es/)
Que tengáis un maravilloso fin de semana. Cualquier comentario o email, lo leeré y os contestaré con mucho gusto. Un abrazo a todas 💖💝